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FESTEJOS…, AJENOS A LA REALIDAD




Algunos amigos, confundidos por no ser abogados, me pidieron abundar en la Reforma al Poder Judicial. Para ello, insistiré en los -cinco ‘momentos’- que, en el aula y en diversas publicaciones (libros y artículos), he expuesto, para dar claridad al tema justicia penal, al margen de diversas materias.

 

Esos cinco episodios son: prevención del delito / seguridad pública / investigación / impartición de justicia / reinserción social. En el artículo que así intitulé y publiqué el 22 de julio del 2023 (disponible en esta página), hice somera explicación de cada uno esos momentos; que, ante la muy comentada y hasta angustiante Reforma, podría ahondar la crisis que ya padecemos.

 

¿A qué crisis me refiero? A la que enfrentan los ofendidos, de los casi doscientos mil homicidios, y por los más de cincuenta mil desaparecidos; además, la que sufren agricultores, productores de diversos ramos y comerciantes, ante el acoso de las mafias extorsionadoras, que han ocasionado -incluso- parálisis en cosechas y diversas distribuciones. En forma por demás lamentable, hasta desplazamientos…, con los que, las víctimas, dejan sus lugares de origen y sus hogares.

 

Hoy…, vemos desbordada euforia…, de quienes están en las cúpulas del poder…; en MORENA y de todos lo que, por esa efervescencia no ven (o no quieren ver), lo que refiero en el párrafo anterior. En vez de los desmesurados festejos (creo), deberían reflexionar, e incluir en la evaluación, todas esas desgracias, antes que lanzar vítores, como si esas pesadillas no ocurrieran en México.

 

En las diversas plataformas, advierto algunas cuentas de quienes…, ¿de qué viven?, si -día y noche- hacen dos cosas, al alimón: ‘destacar’ a la actual administración y remarcar triunfos en la elección del 2 de junio y, lo que harán…, en su pretensión de cambiar… hasta la Constitución; por una parte y, por la otra…, ofender a quienes estuvieron enfrente de ellos, en la citada contienda electoral.

 

De lo que ensalzan, insisto, olvidan a los ofendidos por los muertos, desaparecidos y… millones de ciudadanos -que viven en la inseguridad-, que no tuvimos en esta administración. De los segundos, sin categoría, porque, si ya ganaron, lo que sigue es gobernar. El que obtiene el triunfo, debe asumir que…, México es uno; y, de los que no obtuvieron su voto, sumarlos con resultados.

 

De los cinco momentos, en primer orden, está la prevención del delito, para que -las autoridades- alerten al ciudadano, a fin de que tome medidas de protección. “Prever, no lamentar”, dicen. Después, la seguridad pública, a realizar < antes de la comisión del delito >. Reitero, por enésima vez, lo que no hagan en prevención y en seguridad pública, impacta en una carpeta de investigación.

 

Así, < una vez que ya aconteció el delito >, es responsabilidad de las procuradurías o fiscalías, ocuparse del tercer momento; es decir -la investigación-, con sus auxiliares directos (Policía de investigación y peritos). Y, al respecto, dos cosas que parecen ir de la mano: primero, dijo el señor presidente que…, mejor… “…ir al origen del problema…” y citó aquella añeja frase de Jorge Cárdenas, expresidente municipal Matamoros, Tamaulipas; quien, por los incontables disparos al aire -en los festejos de año nuevo-, en esa ciudad, pidió “abrazos no balazos”. Segundo…, o, …quienes debieron investigar, a los grupos delictivos organizados, no ofrecieron resultados.

 

Ahora que, si debían ir…, “al origen del problema”, entonces…, eso implicó regresar al primer momento; es decir, a la prevención y no, no vi tales acciones. Luego, como resultado, respecto de los tres primeros momentos, mis estimados amigos: no hay actos de prevención; no hay seguridad pública, y… no hay investigaciones en contra de los grupos delictivos organizados. Nulidad en los tres momentos a cargo del Poder Ejecutivo.

 

Y, en el cuarto momento (impartición de justicia a cargo del Poder Judicial), en vez de corregir los primeros, …mejor quitar -a los jueces y magistrados-, con origen (la mayoría) en familias modestas y formación profesional. Quienes comenzaron desde tareas elementales (con horarios extenuantes, y labores en domingos y días festivos); algunos, estuvieron en las oficialías de partes, fueron actuarios, secretarios y, al llegar a ser jueces…, lo hicieron con especialidades, maestrías y hasta doctorados.

 

Ah, es que son corruptos… sin que nadie esté en la cárcel o, siquiera, en investigación por una denuncia seria; no…, solo conjeturas y ocurrencias. Además, en los procesos penales y en los juicios de amparo -a cargo de esos jueces-, hay un agente del Ministerio Público Federal, que ahí participa; quien, de existir actos de corrupción, debería intervenir, con todas las consecuencias. Si permanecen en silencio, serían cómplices y, la corrupción, se extendería a la fiscalía.

 

Bueno…, es que tienen sueldos altísimos, dicen. Y… ¿cuánto ganan quienes están a cargo de los tres primeros momentos? Un estudio socioeconómico serio, revelaría las dificultades que enfrentan algunos agentes de Policía, que no ganan para comer (ellos y sus familias). Y, al ir a trabajar, su mente está en los problemas que dejan en casa y, así, ¿cómo servir al pueblo? Ah, y cuando el ciudadano acude a ellos…, algunos, suelen pedir para la gasolina (para algún traslado), y un sinfín de etcéteras, bajo el argumento…, “es que, con lo que nos dan, no nos alcanza”.

 

Así, a unos les pagan, lo que satisface sus necesidades, y tienen todos los recursos materiales, para atender a la ciudadanía; a otros (como reza el refrán), “disque les pagan y ellos disque trabajan”. Todo eso no lo ven con objetividad. El discurso -para no variar- lejos de la realidad. En consecuencia, unos ganan bien, dentro del marco legal; los mal pagados…, distorsionan o cobran, a quien enfrenta las desagracia que ocasiona la falta de seguridad y carente investigación. ¿Qué eligen ustedes amigos?

 

Y del quinto momento…, mejor ni hablamos. Porque, con el anterior escenario, ¿a qué reos van a reinsertar a la sociedad? De por sí, tenemos cualquier cantidad de fracasos en reinserción social. Solo repetirán anécdotas, como aquella -de hace más de 35 años-, por la liberación de un interno; quien, al salir del reclusorio Oriente, y no tener -ni para el pasaje-, asaltó a un transeúnte…, lo detuvieron y, en menos de 48 horas, lo regresaron a ese centro de internamiento.

 

Por todo ello, queridos amigos < a la justicia penal mexicana >, de nada le sirve la mentada Reforma. Elección de jueces… para impartir justicia ¿con conocimientos? y sin méritos…, es incongruente, porque -los que están- tienen las dos cosas. De esta explicación -los aludidos- podrán impugnarme, punto por punto; solo que…, de cara a los mexicanos y previo reconocimiento de que -sus referidos festejos-, superan la realidad…, entre otras cosas, por nulas acciones en los tres primeros momentos.






 
 
 

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Rodríguez Puebla esq. Francisco I. Madero (altos), Colonia Centro

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